¡¡¡SONRÍE, SONRÍE A LA VIDA, SONRÍE QUE ES VIERNES!!!
Cuando uno decide sonreír decide, asimismo, el estado de ánimo desde el que opta posicionarse y, automáticamente, influye en la química de sus glándulas...El hecho de optar por sonreír, significa que uno se posiciona entre los que abren las puertas del dar y celebran el fluir de la vida.
Drepung Loseling Monastery Enero 2008 |
atención al rictus de su boca y crea una ligera sonrisa, lo que en realidad está haciendo es abrir una ventana a las brisas internas. Sonreír cuando uno tiene ganas es natural, pero practicar el yoga de la sonrisa, simplemente como estado de atención sostenida, supone un valioso entrenamiento que refina las avenidas de acceso al alma.
Mantener la sonrisa supone activar reflejos neuronales que colocan nuestro sentimiento en el rango vibratorio de la gratitud y la confianza. Cuando uno decide sonreír decide, asimismo, el estado de ánimo desde el que opta posicionarse y, automáticamente, influye en la química de sus glándulas. Más tarde, lo que comenzó por un gesto es seguido de palabras y pensamientos que se adecuan al mandala de la cara.
¿Qué dice un rostro que sonríe? Cuando observamos un rostro que sonríe, tal vez percibimos que dicho sujeto ni teme, ni siente desconfianza. Un ser que sonríe directo parece sentir emociones pacíficas y expresar alegría en su mirada. El yoga de la sonrisa señala la sonrisa sostenida. Un estado de conciencia que sintoniza la vida del ego con la vida del alma. Cuando uno sonríe, muestra al yo centrado y se convierte en un foco de irradiación que a todo acaricia y respeta.
Practicar la sonrisa sostenida es algo que está más allá de la postura de la boca. Se trata de un estado del corazón que no precisa de espectadores ni destinatarios. Sin embargo, cuando se fija la vista en los ojos de otra persona y se le abraza con la mirada, se provoca la sonrisa justa. Un gesto que refina el puente entre ambos seres, abriendo las puertas de la empatía y creando emociones sinceras. La sonrisa practicada desde la opción voluntaria que emerge sin reacción alguna es una competencia de la inteligencia emocional de la especie humana. El hecho de optar por sonreír, significa que uno se posiciona entre los que abren las puertas del dar y celebran el fluir de la vida.
Cuando se practica la sonrisa interna todo se va poniendo en su lugar, como las piezas de un puzzle que encuentran su sitio y lo global se revela. Hay personas que olvidaron sonreír sin motivo. ¿Merece la pena influir en nuestra mente desde el simple gesto de la cara?, ¿acaso el hecho de sonreír puede cambiar por sí solo el estado emocional acorazado en el que, a veces, uno se encuentra? Respire profundo e inicie la sonrisa. Indague lo que experimenta al modificar, voluntariamente, la expresión de su cara. Observará que es un cambio muscular muy sutil. Casi no se nota, sin embargo, compruebe como desde la sonrisa consciente, todo aquello que de usted aflora, conlleva una mayor calidad humana.
La sonrisa no es “pasteleo” con el mundo, sino más bien una forma de relacionarse con uno mismo. Uno no sonríe para que le acepten o para que le quieran. La sonrisa sostenida se practica como relación y disciplina de consciencia con el yo, con gente o a solas. Y así como la espalda recta conlleva en sí misma atención y firmeza, la sonrisa sostenida abre el corazón y nos despierta.
Texto del Libro: "Inteligencia del Alma 144 avenidas neuronales hacia el Yo Profundo"
de José María Doria
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